Estaba cagada del susto.
No solo porque era una colombiana joven volando a unos de los países a los que más suelan migrar los latinoaméricanos, sino también porque me encontraría a 9 horas de mi hogar, familia y amigos. Porque contaba con exactamente 1000 € y no tenía idea de mi fecha de regreso. Porque me iba, relativamente, sola. Y donde me enfrentaría a lo desconocido.
Pero la emoción siempre es más grande.
Llegué a Madrid el 16 de mayo del 2023 y al día siguiente me fui para Barcelona.
Lo más impactante de ese primer día fue el hecho de que los carros frenaban si yo iba a pasar la cebra. Claro que sí señorxs, el choque cultural jajaja. Hasta pena me daba con el conductor porque yo le decía "pase pase" mientras él era "no, pase usted".
Una bobadita pero divertida.
En Barcelona, a diferencia de Madrid, me quedé en un hostal un tanto solitario y no tan juvenil.
Gonzalo me recibió con un abrazo, una caminata y un porro.
Parchamos* esos 3 días. Me explicó el metro y hablamos un buen rato.
A pesar de que tenía que trabajar, nos íbamos a turistear antes o después de su turno. Y a pesar de que no me pudo compartir hospedaje, me compartió un desayuno, su hierba y su tiempo.
No tenía mucho tiempo para hacer gran turismo, básicamente fue:
Una tarde en La playa Barceloneta, donde me compré mi sábana mágica (una blanket grande y hippie que usaría después para compartir momentos maravillosos, me costó 10 euros).
Turismo a pie y en bus: compré un tiquete que valía por dos días de uso y funciona para el Metro, buses y demás.
Visitamos Los Bunkers del Carmel, donde se puede admirar toda la ciudad y el mar de fondo. Dejé mi tag en algunos spots y tomé varias fotos. Es bellísimo y no costó nada porque fuimos en bus (y ese ya lo había pagado).
Vi la famosa Sagrada Familia desde afuera, ya que la entrada costaba 30 euros y había que comprarla con tiempo, online y también llegar al lugar a buena hora para evitar la eterna fila. Igualmente es jodidamente majestuosa.
El mundo era diferente al otro lado del charco.
Se sentía más seguro.
Los edificios eran más altos (a mi impresión) y coloniales.
Las calles estaban más limpias.
El transporte era un maravilla, o sea, ¿qué mente creó el sistema de Metro? ¿Humanos? A veces se me olvida que también hemos avanzado tecnológicamente un montón (y para el bien de la sociedad), pero el no tener un Metro de frente a veces me hace olvidarlo.
También rescato... hmm, ¿qué más rescato? ¡Ah sí!
Un huésped en el hostal empezó a gritar en un idioma extraño a las 3 de la mañana, joderr, qué susto y qué risa (son cosas de hostales, puede pasar pero nada que hablar con recepción no solucione).
Me di cuenta que en el primer mundo las personas se hacen a la derecha en las escaleras eléctricas para que los que quieran subir lo hagan por la izquierda, qué consideradxs <3
Comí kebabs y sandwiches con carnes deliciosas y exóticas (de esas que mi madre amaría probar). No me parecía tan costoso. No te miento, siempre pierdo la noción del dinero y me aferro al dicho "el que convierte no se divierte", sin embargo, procuro satisfacer lo básico sin dejar de explorar lo nuevo,
Vi a las personas más blancas, altas y ojiazules que había visto en mi vida; estaba muy impactada (pero principalmente porque la mota me hace detallar mucho más) e incluso pensé "wow, parecen alienígenas", probablemente pensarán lo mismo ellos de nosotros.
Así cierro por ahora, muchas gracias por leer hasta aquí.
All the love, all the power.
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